Hay mujeres que cuando les llega su deseadísimo embarazo, no son capaces de celebrarlo porque se sumergen en un profundo miedo que les impide disfrutar de esta preciosa etapa de sus vidas.


Normalmente pasa cuando han tenido experiencias previas que todavía no estaban superadas como: haber sufrido abortos previos, haberse sometido a interminables pruebas médicas porque el bebé nunca llegaba, haber pasado por múltiples tratamientos de fertilidad, haber perdido un hijo alrededor del parto o en cualquier punto del embarazo, mujeres que tienen un hijo enfermo, mujeres en las que este embarazo sea muy probablemente su última oportunidad tras múltiples intentos fallidos, mujeres que sufrieron embarazos o partos previos muy traumáticos, mujeres que después de tantos años les llega por fin su deseada gestación, mujeres que temen no verse capaces si algo no sale como esperan, mujeres que se sienten culpables por haber tomado una decisión (la que sea) que afectó al anterior embarazo…

A ti, mujer que estás nuevamente embarazada y que tienes tantísimo miedo, a ti te escribo esta carta:


Querida madre:

Sí, así me dirijo a ti, querida madre, en presente, no voy a llamarte futura mamá, pues ya se produjo el primer paso del misterio de la vida, ya eres madre desde el momento en que eres CONSCIENTE de la nueva vida que se abre paso y que ya late en tu interior, pase lo que pase mañana lo único que sabemos ahora es que en este momento, YA eres madre de lo que llevas dentro.

No sabemos qué será de esta nueva vida, pero si por algo se caracteriza cualquier forma de existencia es por la permanente incertidumbre. Nadie sabe qué pasará mañana, pero hay algo muy importante que hay que recordar y tener presente para cualquier circunstancia, y es que solo hay dos opciones: o aceptamos esta incertidumbre inherente al misterio de la vida, o de lo contrario, viviremos en un permanente sufrimiento, pues lo único que es seguro es que NADA EN LA VIDA ES PERMANENTE.

Lo único que nos pertenece es el presente, el mañana aún no existe y el ayer ya pasó, por tanto solo nos queda todo lo que hay ahora.

No tengas miedo a vincularte


Ahora, embarazada, estés en el punto que estés, me gustaría decirte: NO TEMAS VINCULARTE con la criatura que llevas dentro. Es muy difícil, lo sé, porque tienes miedo de perderla en algún momento, es una reacción muy humana, un mecanismo de defensa, siempre intentamos no alegrarnos mucho por algo que tememos perder.

Y me dirás que cómo se puede disfrutar de esta etapa, ¿cómo permitirte el gozo de sentir este vínculo con el bebé que aún no ha nacido? Pues siempre te invade el mismo miedo: ¿Y si algo no sale bien? ¿Y si lo pierdo?

Pero sabes perfectamente que el futuro está abierto a infinitas posibilidades, nadie sabe, y al igual que puede salir mal, está la posibilidad de que pueda salir bien. Por eso si ahora sigue latiendo en tu interior una nueva vida, solo céntrate en que ya eres madre, porque lo eres desde el mismo instante en que te permites sentirlo así.

Si por desgracia lo perdieras, pasarías un duelo muy desconocido para la mayoría, ya que el duelo gestacional es un duelo muy silenciado, pero recuerda que cuando nos vinculamos sin miedo con quienes amamos, y nos permitimos atravesar el duelo desde el amor (no desde la resistencia y el miedo), este duelo es muchísimo más sencillo de elaborar. De la misma manera que cuando muere alguien a quien amamos, si en vida pudimos amarle y decirle lo mucho que le hemos querido, el duelo se vivirá desde el amor, se elaborará y se podrá aprender a vivir de nuevo con esa ausencia, pero si por el contrario nos quedaron cosas pendientes por decir, por hacer, por demostrar, en definitiva, cuando consideramos que no nos hemos vinculado lo suficiente con esa persona en vida sufriremos aún más por su ausencia.

 “Sabes perfectamente que el futuro está abierto a infinitas posibilidades, y al igual que puede salir mal, está la posibilidad de que pueda salir bien. Por eso si ahora sigue latiendo en tu interior una nueva vida, solo céntrate en que ya eres madre, porque lo eres desde el mismo instante en que te permites sentirlo así”


No temas al amor por la nueva vida que ya late dentro de ti


El duelo tiene varias etapas, hay que atravesar todas las fases del dolor para que pueda llegar a su elaboración de una forma sana y no deje importantes secuelas, un duelo bien elaborado es aquel en el que podemos llegar a la fase de aceptación, en ese momento hemos aprendido a vivir de nuevo. Hay quienes dicen que elaborar el duelo es llegar a «convertir una ausencia externa en una presencia interna», es poder llevar dignamente y para siempre en el corazón a quien ya dejó de existir en el plano material.

Pero el duelo se transforma en un sufrimiento permanente y se prolonga más de lo habitual (a veces, toda una vida) cuando no somos capaces de atravesar sus fases y no logramos elaborarlo. Esto pasa cuando nos resistimos, cuando no aceptamos, en estos casos lo que sucede es que al intentar reprimir el dolor para no sufrir, en realidad lo que hacemos es no permitir SOLTAR el sufrimiento. Esta resistencia es todavía mayor cuando no nos hemos vinculado lo suficiente con el ser amado, cuando nos quedaron cosas pendientes… Y esto es igual para el duelo gestacional, lo que significa que precisamente no permitirnos vincularnos con el bebé, no va a evitarnos sufrir en el caso de perderlo, en todo caso, sufriremos más.

Por eso, pase lo que pase mañana, si ahora tienes a tu bebé dentro, no hay que temer al amor por esta nueva vida que ya late, por muy pequeñita que sea, no te impidas disfrutar de sentirlo dentro de tu cuerpo. Pase lo que pase, en este momento hay un ser que crece cada día y por el que tu cuerpo va a cambiar para que puedas ser su alimento y su cobijo, no vivas esta experiencia desde el miedo permanente a la incertidumbre del «qué pasará mañana», lo que pase mañana ya lo sabremos mañana.

Si, desgraciadamente, mañana tocara sufrir, se sufrirá, pero ahora, en este momento, no sufras por algo que pueda pasar o no, no sufras por el «por si acaso algo saliera mal mañana», en este instante solo permítete sentir ese amor, no temas al vínculo, disfrútalo, créete su madre porque ya lo eres.

El amor es muy poderoso, pase lo que pase, aún pasando lo peor, el amor siempre nos hará mucho bien, el amor sólo puede sanarnos, es el miedo constante a la incertidumbre de la vida lo que nos enferma.

Dra. Miriam Al Adib

Un cuento: “Cuando hay amor, no hay nada que temer”


Si os apetece leer un cuento que escribí el año pasado sobre este tema, os lo enlazo aquí:

«Cuando hay amor, no hay nada que temer». Primera parte en este link, y segunda parte en este otro link.

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